Políticas Públicas y Programas Preventivos Exitosos a Nivel Nacional

En Costa Rica, la violencia, el delito y la inseguridad ciudadana son algunos de los principales fenómenos que aquejan a la sociedad, y que con el tiempo han ido escalando y agravándose, y del mismo modo, las conceptualizaciones relacionadas con la gestión de la seguridad también han evolucionado, ya que este tema se encuentra en constante cambio dentro de las agendas públicas, con nuevos retos, prioridades, necesidades y diversas adaptaciones necesarias para atender el fenómeno de la violencia y el delito. 

Imagen 1. Mapa de Costa Rica. (VectorStock, s/f). 

En consideración con lo anterior, se reconoce que, de manera significativa, la definición de los modelos de seguridad en el país ha ido evolucionando y centrando su enfoque bajo diversas perspectivas, destacándose principalmente la orientación hacia el orden público mediante la aplicación de la ley, la cual promueve la seguridad ciudadana principalmente a través de la creación y reforma de leyes como medio disuasivo, enfocándose en la acción policial y el encarcelamiento, lo que deja relegados los intereses y necesidades de la ciudadanía en relación con la complejidad de las causas del delito.

No obstante, también se ha reconocido la necesidad de modelos que prioricen los derechos y la calidad de vida de la ciudadanía, impulsando la gestión y el control de la seguridad mediante la participación activa de las comunidades, para evitar que la seguridad ciudadana dependa exclusivamente de una acción centralizada por parte del Estado.

Un claro ejemplo de este enfoque son los esfuerzos emprendidos desde la década de los noventa para construir un marco político y social que conciba la seguridad ciudadana como una responsabilidad compartida, pues se entiende que proteger la seguridad es tarea de toda la sociedad. En este contexto han surgido iniciativas como la policía de proximidad y la seguridad comunitaria, destacando el trabajo de la Fuerza Pública, que, mediante el Programa de Seguridad Comunitaria, ha venido formando durante más de veinte años a vecinos y vecinas para que colaboren estrechamente con la policía, fortaleciendo así la relación entre la institución y la comunidad.

El siguiente comunicado de prensa muestra que, en 25 años, el Programa de Seguridad Comunitaria ha capacitado a 18.067 personas, no solo en temas de seguridad, sino también en habilidades para abordar diversas problemáticas, proporcionándoles herramientas de diagnóstico, organización, gestión, liderazgo, planificación, prevención y conocimientos legales, entre otros.

Link del comunicado: Fuerza Pública celebra 25 años del Programa Seguridad Comunitaria

Ahora bien, al considerar que hablar de seguridad ciudadana implica mucho más que centrarse únicamente en leyes y cárceles, y siguiendo la línea que promueve el involucramiento activo de diversos actores, surge el modelo de coproducción de la seguridad y la prevención del delito. Este modelo, de manera general, se plantea ante la necesidad de integrar a la ciudadanía en la identificación de problemas, así como en la formulación e implementación de estrategias de acción y políticas públicas orientadas a la prevención y la seguridad.

Lo anterior se refuerza con las consideraciones expuestas por Solís, M. J. (2015), quien señala que modelos como el de coproducción de la seguridad resultan fundamentales dentro de la gobernanza del país, destacando que la importancia de involucrar a la comunidad radica en que sus integrantes son actores cercanos a los procesos territoriales y a las múltiples causas que originan la violencia delictiva, por lo que resulta más efectivo partir de ese conocimiento local para generar información y diseñar e implementar planes y acciones orientadas a la seguridad y la prevención. (p.6 – 7).

Así, la coproducción pretende construir un espacio de colaboración donde las instituciones y la ciudadanía actúen como aliados, compartiendo responsabilidades para desarrollar estrategias conjuntas, al tiempo que fortalece las capacidades institucionales y genera mayor confianza en las políticas públicas.

Estrategia de Desarrollo, Prevención de la Violencia y el Delito, Desamparados 2015 – 2018

En Costa Rica, en el año 2014, el cantón de Desamparados enfrentó una crisis de seguridad marcada por múltiples homicidios y un clima de temor social, relacionada con el involucramiento de jóvenes en actividades delictivas, el uso de armas de fuego, el sicariato y la presencia de pandillas y bandas, destacándose especialmente la violencia vinculada a grupos dedicados al narcotráfico.

Ante dicha situación, y bajo la perspectiva de la coproducción, se desarrolló la Estrategia de Desarrollo, Prevención de la Violencia y el Delito, Desamparados 2015 – 2018, liderada principalmente por el Viceministerio de Justicia y Paz, el programa Tejiendo Desarrollo y la Municipalidad de Desamparados, quienes asumieron la tarea de analizar y comprender la problemática que afectaba al territorio, con el propósito de impulsar una estrategia integral que articulara iniciativas conjuntas entre el sector público y la sociedad civil.

En este proceso inicial, se destaca que se hizo un llamado a la sociedad para explorar la realidad del territorio y articular acciones ajustadas a los problemas, necesidades, riesgos y recomendaciones que requerían intervención, entre las cuales se identificaron:

  • La falta de oportunidades laborales, el limitado acceso a la educación, la carencia de vivienda adecuada y la desestructuración y la violencia intrafamiliar eran factores que afectaban principalmente a jóvenes y niños.
  • El apoderamiento de bandas asociadas al narcotráfico en los espacios de la comunidad para la venta de drogas.
  • El deterioro y la pérdida de los espacios públicos, en aspectos como iluminación, cuidado y mantenimiento.
  • Un aumento en la manifestación de delitos contra la vida, especialmente homicidios y agresiones.

Ante estas situaciones, la estrategia planteó una intervención y colaboración enfocada en lo percibido en el entorno, dirigiéndose principalmente a:

  • Una intervención preventiva sobre los espacios públicos, los factores de riesgo asociados a la violencia y una atención prioritaria a los grupos en situación de vulnerabilidad.
  • Una selección focalizada de los distritos con mayor incidencia en el cantón.
  • Una división estratégica por plazos, contemplando medidas a corto, mediano y largo plazo.

En este sentido, Solís, M. J. (2015), destaca que la perspectiva coproductiva impulsó el proceso para reforzar y fomentar la acción ciudadana, evitando que la coordinación se limitara únicamente al ámbito institucional, pues de lo contrario, la ciudadanía habría quedado restringida en la solución de los problemas locales, por tanto, la estrategia, bajo esta conceptualización, rescató mayores posibilidades de avanzar en transformaciones orientadas a activar mecanismos colectivos de protección frente a la violencia, la inseguridad y el temor, mediante alianzas y coaliciones locales que permitan diseñar intervenciones más flexibles y ajustadas a las necesidades específicas de los territorios. (p. 13 – 14).

Además, resulta clave señalar que el diagnóstico conjunto con la estrategia en el cantón se desarrolló considerando la inexistencia de espacios reales para socializar y colaborar entre actores, debido a la desconfianza generada por intervenciones previas que fueron escasas o inexistentes, lo cual limita las posibilidades de integración comunitaria en las intervenciones de seguridad, por lo que las percepciones de diversos autores destacaron la urgencia de una intervención interinstitucional integral basada en medidas preventivas y no en acciones policiales o represivas.

En el siguiente video se muestra cómo la ciudadanía reconoce una mejora en la situación, señalando que retirar el apoyo policial en la zona significaría un retroceso, pues la delincuencia ha disminuido gracias a la presencia de seguridad; por su parte, los jerarcas destacan que la estrategia se mantiene vigente y, sobre todo, se refuerza el trabajo conjunto con las comunidades, lo cual la población valora positivamente al considerar que la colaboración entre la policía y la comunidad ha dado buenos resultados:

Video 1. Hoy Desamparados sin policías. (Canal Nueve CR, 2015).

Por último, este modelo de intervención puede resultar exitoso, siempre y cuando se tomen en consideración las limitaciones a las que puede enfrentarse, así como las recomendaciones necesarias para mejorar su implementación según los diferentes contextos; sin embargo, es clave que, para que funcione como una guía efectiva, se garantice el interés y el liderazgo político, evitando que quede en simples proyectos sin desarrollo, dado que la integración comunitaria representa un enfoque innovador, cuyo papel en las acciones de seguridad y prevención puede generar un mayor éxito e impacto en las políticas públicas.

Referencias bibliográficas

Canal Nueve CR. (2015). Hoy Desamparados sin policías. [Archivo de video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=IinZjS4jVH4

Ministerio de Seguridad Pública. (2023). Fuerza Pública celebra 25 años del Programa Seguridad Comunitaria. https://www.seguridadpublica.go.cr/sala_prensa/comunicados/2023/mayo/CP0270.aspx

Solís, M. J. (2015). Seguridad ciudadana y prevención de violencia en Costa Rica Estrategia operativa de coproducción y corresponsabilidad. Friedrich Ebert Stiftung. https://library.fes.de/pdf-files/bueros/fesamcentral/12054.pdf

VectorStock. (s/f). Mapa de Costa Rica. [Imagen]. https://www.vectorstock.com/royalty-free-vector/map-of-costa-rica-vector-2475317

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